domingo, 15 de diciembre de 2013

Mierda fuera. Aceptando mis pecados.

He contado esta historia en varias ocasiones, pero a pesar de mi buena memoria, han pasado 4 años de todo aquello, así que espero que no se me olvide ningún detalle.

En julio del 2009 yo llevaba 3 años de relación con Ángel. Tenía 25 años recién cumplidos y la sensación de que no había vivido nada. Sólo me había acostado con 3 personas en mi vida y ni siquiera tenía ganas de acostarme con mi novio a pesar de que vivíamos juntos y solos. Aquello me hizo replantearme bastantes cosas y decidí que no podía seguir con Ángel. 


Por delante me esperaba un verano alucinante con mis amigas y además uno de mis amigos volvía a España esos días. Teníamos mucho feeling y la verdad que nunca habíamos tenido nada porque cuando reapareció en mi vida la primera vez yo estaba con Ángel y ya he dicho que no creo en la infidelidad. El caso es que ahora estaba soltera y no pensaba que hubiera nada malo en materializar la tensión sexual que había siempre entre nosotros. Luego yo me rayé y no volvió a pasar nada entre nosotros. Ese fue uno de los primeros errores que cometería ese año. Pero bueno, pasó una vez y después pudimos volver a ser amigos.


El caso es que pasé un verano soñado. Nos fuimos de vacaciones las chicas, salíamos a tomar algo todas las tardes después del trabajo, y el caso de tener una casa de 100m2 para mi sola no me agobiaba en absoluto. Hasta que llegó septiembre. Se acabó el horario continuado y el tomarse algo a la salida del trabajo. Me sentía sola y en ese momento apareció una de esas personas capaces de sentir cuando alguien necesitaba que le regalaran el oído y qué decir exactamente.


Hoy en día miro hacia atrás y me siento estúpida por haberme creído una sola de las cosas que Alimaña me dijo. Pero bueno antes voy a presentaros a Alimaña.


Conocí a Alimaña en el trabajo, en una de las oficinas a las que yo iba de vez en cuando a trabajar. Era un rapero de 32 años al que le encantaba todo lo que tuviera que ver con USA. Así que hablábamos de nuestros viajes y me comentó que tenía planeado un viaje a New York con los amigos en breve y que si quería podía irme con ellos. Yo no estaba bien y él lo sabía, y empezó a "cortejarme". Un día después de trabajar me pidió que le llevara a casa ya que no vivíamos muy lejos. Me pidió que le dejara cerca del centro comercial y en el coche, cuando llegamos, me djo que había estado pensando y que no podíamos ir juntos a New York porque sería una bomba de relojería. Y me besó. Y me dijo mil cosas bonitas al oído. Y yo me los dejé regalar.


Nada más bajarse del coche, llamé a una de mis princesas y le conté lo que me acababa de pasar y se alegró por mi pero me advirtió que no me creyera todo lo que me dijera, que había mucho listo con mucha labia suelto. Pero, ¿qué podía salir mal de aquello?


Nunca había estado sola. A los 17 años empecé a salir con mi primer novio y había hilado aquella relación con Ángel prácticamente sin mucho tiempo entre ellas y aquel período de tiempo sin pareja me estaba matando. El verano había estado bien pero ya tenía 25 años y estaba SOLA!! Hoy tengo 29 y creo que no he estado tan a gusto en mi vida. Pero el caso es que por alguna extraña razón pensaba que tenía que encontrar a alguien y que tenía que hacerlo rápido.


Y Alimaña parecía un buen candidato. Quiero decir, no era guapo (hoy en día siempre que le digo a la gente que he estado con trolls les pongo su foto, y todos me dan la razón oye!) pero nunca me han importado los fisicos lo más mínimo y como persona, teniendo en cuenta que estaba cumpliendo con su papel a las mil maravillas, era muy decente. Así que primero me enteré de que tenía un hijo de 3 años. Una monada de niño al que incluso tuve la oportunidad de conocer en varias ocasiones.


Nos veíamos sobre todo los fines de semana. Yo iba a buscarle al trabajo durante sus descansos e íbamos a mi casa. Si quedábamos a diario o me decía que se pasaría por mi trabajo, al final siempre acababa rompiendo los planes por algún motivo. Recuerdo un día que iba a venir con un amigo, para presentármelo, puesto que era algo que yo le pedía (no sé por que era importante para mi conocer a su círculo) y acabó llamándome para cancelarlo porque había tenido que quedarse con el niño a última hora (hasta hablé con el niño por teléfono). El caso es que me daba una serie de detalles que me hacían pensar que no tenía mujer, puesto que siempre hablaba de la madre del niño como "la madre del niño" aunque bien es cierto que yo nunca pregunté.


El caso es que a finales de septiembre y tras casi un mes de relación durante el cual incluso había desaparecido una semana (más tarde me enteré que fueron unas vacaciones familiares) él sacaba un disco y la cantidad de mensajes en su muro de facebook me hicieron darme cuenta que la madre de su hijo no era sólamente la madre de su hijo sino que también era su mujer.


Le enfrenté y lo reconoció. Pero ninguno de los dos fuimos capaces de dejarlo ir. No sé por qué. Él me decía que no la quería, que por eso la trataba como la madre de su hijo, que tenían problemas pero que no podía separarse y me pedía tiempo. Y allí estaba yo, accediendo a algo que ya no tenía ni siquiera sentido para mi puesto que hasta en el fondo de mi ser, pensaba que no quería que dejara a su mujer por mi. Pero tampoco pude alejarme.


El día que presentó el disco de su grupo en el fnac de Leganés, fui a verlos. Incluso conocí a la mujer a la que me presentó como si yo fuera una compañera de trabajo. El caso es que ese día vi que quizá la única manera de poder estar cerca de él era ir metiéndome en su círculo de amigos y por lo menos disfrutar de su compañía con la excusa de que era una más. Y ese día conocí a uno de sus amigos. (A este le vamos a llamar Yago). El caso es que después del concierto se acercó a mi e intentó ligar conmigo. Yo había escuchado que por la noche iban a celebrar el cumpleaños de uno de ellos en la plaza de Santo Domingo y pensé que la mejor opción para presentarme en el cumpleaños era si Yago me invitaba. Así que cuando me dijo que si nos íbamos a tomar algo, le dije que sí. Fuímos a tomar algo y después al cumpleaños y a eso de las dos decicí decir que me marchaba porque al día siguiente curraba y madrugaba. Pero Yago quería venirse conmigo. Le dije que le acercaba hasta su casa si quería, porque teniendo en cuenta que le había utilizado para ir hasta la fiesta me sentía un poco mal y un poco culpable como para no llevarle por lo menos hasta su casa. El problema es que Yago no tenía la mínima intención de irse a su casa (básicamente porque no tenía de eso, aunque yo lo descubriría más tarde cuando le conté a Alimaña la horrible noche que había pasado). Acabamos en mi casa y gracias a mi horrible problema para decir que "no", acabé con un tío en mi cama. Le hice la cobra como 20000 veces en toda la noche pero estaba rendida, con muchísimo sueño y sabiendo que en nada me tenía que levantar para ir a trabajar y no había manera de que me dejara tranquila. Así que le dejé quedarse a dormir y le dije que no se le ocurriera meterme mano. Se portó bastante bien aunque aún así la tensión y las ganas de vomitar al ver a donde me había llevado mi estupidez de la noche, no me dejaron pegar ojo. A la mañana siguiente me pidió mi teléfono, nos despedimos en el portal de mi casa con otra cobra más y punto. En cuanto llegue al trabajo llame a Alimaña y le conté todo lo que había pasado. Me dijo que lo sentía pero que no tenía que preocuparme de nada porque Yago no iría diciendo nada de lo que había pasado, ni siquiera aunque hubiera pasado "si en vez de Yago hubiera sido Esteban puedes estar segura que ahora todo el mundo sabría hasta lo que no pasó" me dijo...


Y mi relación con Alimaña siguió su curso. Vosotros pensaréis que a estas alturas ya debía haber aprendido una lección ¿verdad? En plan no vas a sacar nada bueno de relacionarte con los amigos del tío este... pues no chicos no. Tenía 25 años y era el ser más estúpido del universo así que seguí haciendo amigos de su círculo como por ejemplo Daniel.


El caso es que la relación con Alimaña empezó a tomar una tónica bastante dolorosa para mis sentimientos y para mi salud mental. Nos pasábamos un fin de semana juntos, al que le seguía una semana de silencio, un mail o mensaje privado en alguna red social diciéndome que no podía seguir con aquello, seguido de otro mail o mensaje pidiéndome perdón y diciéndome que no podía sacarme de su vida, que todo eso se acabaría el día en que yo conociera a otra persona y decidiera cortar aquello. Todo esto acompañado de mis momentos de bajón en los que mis princesas las pobres no sabían que hacer ni cómo ayudarme a que me diera cuenta de que Alimaña no era lo que yo me merecía.


Y así fue como un viernes 21 de noviembre todo cambió. El fin de semana antes, Alimaña me dijo que si había escuchado el nuevo trabajo de Jaime. Me dijo que me lo descargara y que lo escuchara. Era uno de sus amigos aunque yo no le había conocido de momento. Lo hice y flipé. Me encantó. Duro, chulo, pero molaba un montón. Y aquel viernes decidí enviarle un mensaje para decirle que molaba mucho lo que había sacado. 


Empezamos a intercambiarnos mensajes por las redes sociales, le dije que era amiga de Alimaña y que trabábamos juntos y me invitó a cenar por la noche.


Me acojoné. Nunca en mi vida me había ido a cenar con alguien a quien no conociera de nada. En las fotos estaba bastante bueno, aunque tenía una cara de malo que flipabas, pero ¿cómo iba a irme a cenar con un tío que no conocía de nada? Alimaña no me importaba la verdad. Levaba toda la semana sin saber nada él y sabía que era producto de una de sus ralladuras que ya me estaban empezando a cansar y no iba a pasarme el fin de semana en casa esperando a que me llamara, menos sabiendo que la llamada o mensaje que recibiría sería un "no puedo seguir con esto". Además se suponía que estaba camino de Barcelona para dar un concierto con Daniel y con Esteban así que... Así que le dije a Jaime que sí. Que cenábamos juntos.


Aunque a media tarde Daniel me llamó para decirme que no se iban a Barcelona al final y que a la salida del curro me recogía con Esteban para ir a tomar algo. Me venían genial. Ellos eran amigos de Jaime, bastante amigos la verdad y yo iba a quedar con alguien a quien ni siquiera había visto en mi vida. Supuse que sería más fácil si había alguien más que nos hiciera de nexo. Aunque a Jaime no le hizo ninguna gracia enterarse de que yo había quedado con sus amigos antes y que no estaba en casa preparándome para su cita. Pero bueno, Daniel hizo de nexo durante los primeros cinco minutos y relajó bastante la tensión.


De cómo fue la cena, ya he hablado en otra entrada. Fue sencillamente E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-AR Creo que en mi vida me he sentido tan bien con alguien. Hablamos sin parar, le conté la historia con Yago y le pedí que no se riera, y se rió, y me dijo que él no habría podido dormir conmigo en la misma cama y no meterme mano. Y me dejó en casa. Sana y salva, con un beso en la mejilla y una invitación para su cumpleaños al día siguiente. Y un mensaje en el movil cuando llegó a casa diciéndome que se lo había pasado genial.


Al día siguiente me entró el pánico de que Alimaña se fuera a enterar de que me había ido a cenar con su amigo y le pedí a Jaime que no dijera nada de la cena porque no quería que nadie del trabajo se enterara de lo que hacía o dejaba de hacer. En el momento en que envié el mensaje a Jaime, Alimaña me estaba enviando un mensaje por el facebook diciéndome que no podía seguir así que se acababa todo. Y yo me sentí liberada. 


Acaba de pasar una noche increíble con un chico increíble y ¿el tío que llevaba mareándome casi tres meses me decía que no podía seguir con aquello? Pues adiós amigo!


Jaime se enfadó un poco cuando leyó mi menaje pero le convencí para que lo olvidara y fui a recogerle por la noche con Daniel y Esteban para ir a celebrar su cumpleaños a la plaza de Santo Domingo. 

Llegamos de la mano y a pesar de que él era el cumpleañero todos sus colegas ya estaban ahí. Incluido Alimaña que en cuanto nos vio llegar se imaginó todo lo que estaba pasando sin que nadie se lo dijera. A la media hora de llegar, y en un momento en que Jaime se había ido no sé a donde, Alimaña se acercó a mi y me dijo que qué estaba haciendo allí con ESE.  Aunque sólo llevábamos "juntos" tres meses, me conocía desde hacía 8 y sabía exactamente qué es lo que tenía que decir. Me dijo que Jaime era un cocainómano. Que en ese momento se estaba metiendo una raya con Daniel y que no era un chico para mi. Que él me quería. Que nunca pensó que tendría la suerte de encontrar a su media naranja y que había encontrado dos. Que le diera tiempo. Y que lo que tenía que hacer era decir que me encontraba mal y que me iba a casa, y que como vivíamos cerca que él se venía conmigo. Estaba en shock. Siempre he sido de la liga antidroga. En mi vida había visto ni probado la cocaína y en mi mente no entraba la idea de estar con un chico que se metiera. Así que le dije a Jaime que me iba y me acompañó al coche a sacar las botellas de alcohol. Él no sabía nada de lo que estaba pasando. Sabía que yo estaba mal y casi sin voz y que había madrugado para ir a trabajar así que no pensó que me pasara nada. Y en el coche me pidió un beso. Iba a ser nuestro primer beso y yo no quería dárselo. Acaba de meterse coca y en aquel momento yo pensé que aquel era el peor crimen que se podía cometer. (Madre mía cuanta estupidez que tenía encima con un cuarto de siglo) Así que a regañadientes y después de que me lo pidiera mucho con la cosa de que era su cumpleaños y todo eso, se lo dí. Sólo quería largarme de allí y me pareció que era la única manera de lograrlo. No me paré y le dije la verdad. Aunque ahora lo pienso y hubiera sido lo más inteligente y valiente. Pero decidí huir como una cobarde. Quedamos en que me llamaba al día siguiente.

A estas alturas debo decir que yo tenía un grave problema (¿sólo uno?) que me haría ir al psicólogo mas tarde, que consistía en no saber decir que no a la gente. No me gustaban los conflictos ni quedar mal y eso me llevaba en muchas ocasiones a hacer cosas que no quería y que incluso me hacían sentirme muy mal conmigo misma (como que Yago se quedara a dormir en mi casa o besar Jaime esa noche)

Y el lunes volvimos a quedar. No pude evitar esa cita porque no quería decirle exactamente la verdad ni quedar mal así que ideé un plan para que fuera él el que no quisiera nada conmigo. Durante nuestra primera cita me había dicho que aunque sus canciones y sus apariencia era de chulo, cuando estaba con alguien, igual que daba exclusividad la pedía. Así que quedamos en mi casa aquel lunes 24 de noviembre y una de las primera cosas que le dije fue que yo no iba a poder darle exclusividad porque estaba con otras dos personas: un chico y una chica. Y que no sabía si quería iniciar algo con una tercera persona.

Y su reacción no fue la que yo esperaba. Le pareció "duro" pero me dijo que quizá necesitábamos ambos un tiempo para sopesar y pensar si queríamos tener una "relación" que no fuera exclusiva. Y no se fue de mi casa. Pedimos para cenar e intenté que se fuera pero me dijo que era tarde, que al día siguiente ambos madrugábamos para ir a trabajar y que por favor le dejara quedarse a dormir. Y yo no supe decir que no. Y él me lo había avisado, "yo no sería capaz de dormir contigo en la misma cama y no meterte mano". Así que acabé follando con él, como diría mi Loquita, por educación, por no saber decir que no. Pero sin ganas ninguna y sin poder sacarme de la cabeza que estaba follando con un tío que se metía coca.

Así que al día siguiente nos despedimos y quedamos en que dedicaríamos la semana a pensar en qué era lo que queríamos de aquella relación.  Yo aquella semana libraba jueves, viernes, sábado y domingo y como caído del cielo, o quizá con su intención aquella de "sabe más el diablo por viejo que por diablo", Alimaña me llamó el jueves por la mañana temprano para invitarme a pasar el día entero con él. Fuimos al estudio de fotografía de uno de sus mejores amigos y desde que se montó en el coche no paró de hablarme de Jaime, y no precisamente bien. Además me llevaba al estudio de fotografía de un chico que también le conocía y cuya opinión no era del todo buena. Digamos que me pasé como doce horas oyendo perlitas sobre Jaime. Hoy miro hacia atrás y parece que estaba hasta planeado. Y lo más duro de todo es que aquella información venía de una persona a la que Jaime no le había dedicado más que elogios la primera noche que cenamos. Alguien a quien Jaime consideraba como un hermano, a quien quería y respetaba y en quien confiaba.

Me contaron anécdotas de viajes, de conciertos, de sesiones de fotos, actitudes... y yo sólo escuchaba y flipaba.

Al día siguiente mis padres vinieron de Galicia con mi hermano y como le encantaba la música de Jaime, a pesar de que ya le había dicho por la mañana que mejor lo dejábamos como estaba y no nos veíamos más, llevé a mi hermano y a su amigo al concierto. Además allí estaban también Daniel y Esteban y yo seguía llevándome bien con ellos. 

Era la primera vez que veía a Jaime en concierto y su actitud me hizo creer más los comentarios que Alimaña y el fotógrafo habían dicho de él.

A la semana siguiente, con Alimaña otra vez desaparecido en combate, me fui de fiesta un día de diario con Daniel y Esteban y acabé en casa de Esteban. No me preguntéis que es lo que se me pasó por la cabeza porque no lo sé. Pero pensaba que tampoco se acabaría el mundo por tener sexo por sexo por una vez en mi vida. Era lo que los adultos hacían ¿no? Un polvo y ya está, sin que significara nada.

No me paré a pensar que las cosas nunca habían funcionado así para mi (y siguen sin funcionar). Salí de casa de Esteban sin dormir a las 8 de la mañana para irme al curro y cuando mi jornada laboral se acabó a las 7 de las tarde, me fui al barrio de mis amigas, me tiré en el suelo de la cancha de fútbol del Campito, les conté todo lo que había pasado hasta el momento y me puse a llorar rota de dolor. Me sentía sucia. Me sentía mal. No sabía por qué estaba actuando de esa manera. No sabía por qué estaba quedando con una panda de gente que no tenía nada que ver conmigo. Por qué estaba actuando como una puta a la que se iban pasando. Hasta ese momento me había acostado en toda mi vida con cinco personas, y en tres meses me había tirado a tres tíos por los que encima ni siquiera tenía sentimientos y que se conocían!! Esto era peor que Al Salir de Clase!! Así que mi J preferida me dijo que se acababa, que o espabilaba o me daba dos hostias. Que ya estaba bien de jugar a ser quien no era. Que yo no era esa persona y que no podían seguir viendo cómo hacía el gilipollas. Les dije que ese fin de semana estaban todos fuera de concierto así que no quedaría con ellos y que con Alimaña ya estaba todo terminado por mi parte así que no quedaría más con él.

El problema es que el fin de semana era un fin de semana largo. Puente de diciembre. Y el viernes todo estuvo en orden porque los raperos estaban de viaje de concierto por tierras norteñas, pero el sábado cuando volvieron, Jaime subió una foto al tuenti que me hizo pensar un montón de cosas. Y le mandé un mensaje. Y se lo dije. Le dije que cada vez que pensaba en él me venía una sensación muy rara. Por que por un lado estaba la persona con la que yo había tenido aquella primera cita, aquella cena perfecta, por otro lado estaba la persona a la que había visto en el concierto, el personaje, y por otro la persona que me habían contado que era. Y había algo que no me cuadraba. Me contestó (oh yeah) y me dijo que el personaje sólo era eso, el personaje, el chico malo con mucha vida detrás que se desahogaba en las letras de las canciones y que no podía fiarme de la persona que me habían dicho que era. Que la persona de verdad, era la que había ido a cenar conmigo y con eso era con lo que tenía que quedarme.

Le volví a dar mi número por si acaso lo había borrado después de cómo había decidido yo que no nos volviéramos a ver, me confirmó que lo había borrado y le dije que si algún día quería cenar y hablar que me llamara. A las cinco minutos me estaba llamando y diciendo que si no tenía planes que me dejaba invitarle a cenar. Y repetimos.

Y volvió a ser increíble. Y sutilmente empecé a intentar averiguar qué de todo lo que me habían contado era verdad y qué no (claro que él nunca pensó que detrás de toda aquella información estuviera Alimaña sino Alejo, otro rapero amigo de Alimaña con el que yo también trabaja y con el que Jaime no tenía nada de buena relación). Y me explicó todas aquellas situaciones y cómo habían sido en realidad. Y me dijo que sí que era cierto que se metía coca de vez en cuando, pero me preguntó si era un problema porque siempre que había tenido pareja y la coca había sido un problema, no se metía. 

Y esa noche me acosté con él. Pero esta vez queriendo hacerlo con todo mi ser. Y el domingo, en vez de irse a su casa, canceló sus planes y lo pasamos juntos. Y el lunes, fuimos a su casa a por ropa y el cepillo de dientes y lo pasamos juntos. Y el martes 8 de diciembre, y fin del puente de mi vida, lo pasamos juntos hasta el último momento en que tuvimos que despedirnos porque no podíamos seguir tan pegados. Al día siguiente madrugábamos y trabajábamos y en algún momento había que separarse aunque no quisiéramos. 

Y se fue. Y me metí en la ducha. Y pensé en cómo se lo iba a contar. Porque vale que lo de Esteban no había significado una puta mierda y era una tontería contarlo, pero lo de Alimaña tenía que saberlo. Tenía que saber la opinión que tenía de él alguien en quien confiaba tanto. Y nunca pensé que el que se enterara de la verdad, aunque fuera por mi boca, haría que me odiara tanto. Quizá fue el hecho de que se enteró al día siguiente de que el puente acabara por circunstancias que a mi se me vinieron encima y que no supe como manejar. El caso es que un día después de que el puente de la felicidad hubiera pasado por mi vida y de pensar que ya estaba, que ya había encontrado a la persona con la que quería estar, todo se derrumbó y se vino abajo.

No volví a hablar con Alimaña y no volví a querer ir a la oficina en la que me lo encontraba si iba. No volví a saber nada de Daniel ni de Esteban, y dediqué todos mis esfuerzos a intentar hacer que Jaime me perdonara. 

Un día a mitad de la semana entre nochebuena y nochevieja me presenté en su casa de imprevisto. Aunque no sabía cual era su piso y le llamé por teléfono desde la calle. En un momento un vecino abrió el portal y miré el piso en el buzón. Me dijo que estaba de farol y que no me había atrevido a ir a su casa, así que llamé al telefonillo pero no me abrió. Ahora ya sabía que estaba allí de verdad y nos pasamos una hora hablando por teléfono. Me metí en el portal cuando abrió otro vecino y me senté en las escaleras enfrente de su casa. Después de un buen rato y teniendo en cuenta que sus vecinos debían de estar flipando, me dejó entrar. Me dijo que había quedado con Alimaña y que habían discutido. Estaba cansado de todo. Estaba pensando en dejar todo. El rap y todo lo que conllevaba. La falsedad e intentar olvidar todo lo que había descubierto. 

Me dijo que nunca estaría conmigo. Que ya no podía. Que después de saber que había estado con Alimaña, que el día de su cumpleaños me había ido con él y mil cosas más que yo misma le había contado (aunque no le había dicho lo de Esteban), que no podía estar conmigo, no de la manera que ambos habíamos pensado aquel puente de diciembre. Pero aún así follamos. Dos veces. Aquello ero lo máximo que él me ofrecía y yo lo cogía como si fuera lo más preciado, porque sabía lo que era la perfección. Porque sabía lo que había habido entre nosotros y porque tenía la esperanza de poder volver a sentirme como sólo él me había hecho sentir en toda mi vida, como una princesa de cuento.

Ni siquiera aquello fue posible. En nochevieja se me ocurrió mandarle un mensaje para felicitarle el año sin darme cuenta que con él estarían probablemente Daniel y Esteban. Y que Esteban era ese chico que Alimaña me había dicho que no mantendría la boca cerrada al contar algo que hubiera pasado entre nosotros aún cuando no hubiera pasado. Y entonces Jaime pensó que incluso lo de Yago había sido aunque no fue y que yo no era más que una zorra a la que no le merecía la pena ni follársela. 

Y luego vendría Jose. 

Y ya sabéis, Karma is a bitch.







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