lunes, 25 de noviembre de 2013

Y la mente ya no pudo más y decidió separase de la razón

He vuelto. Y lo hago después de pasar un finde lleno de amor, increíble con mi pequeña florecilla y la persona más amorosa del mundo mundial. Alguien de quien creo que todos deberíamos aprender mucho pues tiene tanto amor para todo el mundo que es imposible no quererla a morir. Y cuando digo que tiene amor para todo el mundo lo digo en el mejor sentido de la frase, una persona capaz de dar amor en su manera justa y oportuna dependiendo de la persona, el momento y el lugar.  Como no he hablado con ella el tema de nombrarla en este blog voy a seguir con mi costumbre de no nombrar innecesariamente a nadie y vamos a llamarla Luv. 

Conocía a Luv, una de las personas más importantes en la vida de Jose, por él y aunque de manera limitada pude participar de esa relación. El caso es que después de todo lo  que pasó, tengo la suerte de poder seguir contando con Luv en mi vida y la verdad que espero que siga siendo así por mucho tiempo porque este finde me he dado cuenta de que me hace mucha falta y me ha despejado muchísimo más la mente... una ayuda más en este camino tan largo de plena y total recuperación. Y gracias a este finde he decidido cual va a ser el tema a tratar y sobre el que tenía mis dudas en la última entrada.

Dudas sobre si hablar sobre cómo reacciona mi cuerpo y mi mente ante Jose hoy en día o contar un episodio de locura, de ruptura de la mente. Pues como gracias a este finde creo que sería perfectamente capaz de ver cualquier programa o serie doblado por Jose sin que se me retuerzan las tripas... empezamos.

Creo que en algún momento he contado la cantidad de recursos que tenía Jose para chantajearme o maltratarme psicológicamente (subirse a la barandilla de mi onceavo piso, quemarse con cigarrillos, cortarse con cuchillos, empezar a recoger sus cosas y decirme que me abandonaba o decirme que se iba a follar a su ex, entre otras). El caso es que Jose era perfectamente consciente del daño y de como me afectaban a mi todas y cada una de las cosas y por eso lo hacía. Bueno pues después del fin de semana que voy a contar, hubo un par de ellas que las quitó de su comportamiento, consciente de que yo sufría con ellas, tanto como él sufrió con mi respuesta mental.

Volvíamos a Madrid un domingo de la casa de verano de su hermana en Ávila. Llegamos a Madrid como a la 1 de la mañana más o menos y llegamos discutiendo. Él había empezado el viaje enfadado pues no había podido volver conduciendo puesto que no tenía el carnet y en los pueblos vecinos al de su hermana estaban de fiestas de verano y era bastante posible que nos encontráramos un control. Además durante el viaje había hecho alguna de sus preguntas incómodas que había traído como consecuencia una amenaza de que se iba a follar a su ex y que en cuanto llegara a casa recogería sus cosas y me mandaría a la mierda. Nada más llegar se puso a recoger sus cosas mientras yo le perseguía por la casa intentando que me escuchara puesto que había habido un malentendido y yo no quería decir lo que él había entendido. Era lo único que repetía mientras lloraba y le perseguía por la casa "No he querido decir eso". Pero no me hacía caso y seguía metiendo sus cosas en el montacargas. No recuerdo mucho los detalles porque la verdad que perdí completamente la razón. Sé que llevaba puesto el bañador y encima un chaquetilla que no me tapaba mucho y que me puse a andar sin rumbo mientras repetía una y otra vez "no he querido decir eso". Cogí uno de los otros ascensores, bajé a la calle y me puse a caminar sin rumbo fijo mientras me repetía una y otra vez lo mismo llorando como una desconsolada porque no me estaba haciendo caso. No sé a qué altura ni cuanto tiempo después Jose me alcanzó en la calle. Me abrazó llorando, me llevó a casa, me metió en la cama y me prometió que nunca más volvería a chantajearme psicológicamente. Se había asustado muchísimo. Mientras metía sus cosas en el montacargas, oyó como se cerraba uno de los ascensores y empezó a llamarme. Entró en casa pero yo no contestaba así que rápidamente se dio cuenta de que me había ido en un estado y unas condiciones no muy buenas para que una chica anduviera a las tantas de la mañana por Vallecas sola. Sacó lo más rápido posible todo lo que ya tenía metido en el montacargas y bajó a buscarme, preguntando a las pocas personas que había por la calle si me habían visto e intentando averiguar hacia dónde me había ido. Cuando me vió al final de una calle se puso a correr y a gritarme (eso es lo que me contó, aunque yo no recuerdo absolutamente nada de donde estaba ni de que me llamara, solo recuerdo estar en mi cama con él abrazándome, pidiéndome que por favor no volviera a hacer algo así nunca más y prometiéndome que intentaría recordar cómo se había sentido pensando en que me podía haber pasado cualquier cosa y que probablemente yo me sentía igual cuando le veía subirse a la barandilla). Cuando me alcanzó, me abrazó, me dijo que me creía, que creía que no había querido decir lo que él había entendido y me llevó a casa, aunque yo seguía sin parar de repetir lo mismo. 

Mis recuerdos en esta historia me vienen dados por él, porque yo sólo tengo pequeños flashes de lo que pasaba a mi alrededor pero no soy capaz de juntarlos para crear una historia coherente de lo que sucedió. Pero lo que sí que recuerdo es que yo no estaba utilizando aquello como moneda de cambio para que él no se fuera, no fue mi manera de chantajearle emocionalmente. Ese día mi mente ya no pudo más y se evadió del dolor de la única manera que pudo. Y supongo que todos eso miedos que él tenía de que me pasara algo, eso era precisamente lo que mi mente buscaba que sucediera. Algo malo, algo tan malo que consiguiera acabar con todo aquello que estaba jodiéndome tanto física como mentalmente.


P.D. Muchisisisimas gracias Luv por todo. Por ser como eres, por tener tanto amor y por darme una parte de él. Por hacerme sentir especial por poder seguir teniéndote en mi vida. Todo el mundo debería tener y desear tener una Luv en su vida y yo tengo a la mejor.