viernes, 6 de diciembre de 2013

Aceptando mi "no culpabilidad"

Tengo muchas cosas en la cabeza sobre las que hablar. La verdad que llevaba unos días con unas ideas en mente y de repente una serie de tweets han hecho que quiera hablar de muchas más. 

Hace algunas entradas comenté que no iba a hablar de una historia que había pasado en mi vida porque sólo era mierda y porque sería difícil hablar de ello sin dar nombres. Dejé bien claro que no era porque me avergonzara mi comportamiento en todo aquello; yo hace mucho tiempo que asumí todos los errores que cometí. Bueno pues he decidido que sí que voy a contarlo. Los nombres se pueden cambiar y la mierda no va a desaparecer sólo porque miremos hacia otro lado. Y yo necesito cortar el cordón que me une con todo aquello. Dejarlo ir. Una de las cosas que Jose marcó en mi personalidad a fuego es la obsesión, el darle vueltas a todo una y otra vez hasta que sólo tienes ganas de vomitar. Y a lo mejor contarlo hace que sea más fácil para mi dejarlo ir.

Pero a esa historia no le toca hoy. Quizá mañana. No sé, el puente es largo.

Cuando yo conocí a Jose, el estaba bien, "curado". Nos conocimos en marzo y a finales de dicembre él se había ido con su psicológo y otros pacientes a una especie de campamento del que volvió como nuevo, cambiado. Él tenía novia antes de aquello, una chica a la que también pegaba o maltrataba de alguna manera y por eso decidió  ponerse bien. El caso es que el campamento "funcionó" y volvió como nuevo, aunque su relación no duró mucho más pues la chica era incapaz de no tener miedo de él. Su historia no podría volver a ser porque había habido demasiadas conductas que la marcarían para siempre.

Por supuesto a las pocas semanas (o días, vete tú a saber) Jose ya estaba con otra chica. Poniendo a prueba su recuperación y demostrándole al mundo que había cambiado. Y con ella todo fue bien. Nada de gritos (no por parte de él por lo menos), nada de golpes, nada de celos, y nada de nada. Claro que teniendo en cuenta que los sentimientos de Jose por esta chica eran nulos, no era difícil entender que no le produjera nada.

Y entonces aparecí yo y empezamos a hablar y a escribirnos por las redes sociales. Supongo que eso desató los celos de ella y aquella relación hizo aguas en cuanto Jose y yo nos vimos la primera vez, a pesar de que entre nosotros no había pasado nada. Y en esa primera vez yo le conté todo lo que había pasado antes de conocerle y él decidió seguir adelante y conocerme y empezar una relación. De los motivos que él tuvo, así como de los míos propios,  hablaré en otra entrada porque es algo que ha traído algo de cola esta semana y se merece su propio espacio.

El caso es que él se conocía, sabía como era, sabía la clase de relaciones que había tenido hasta el momento y aún así se creyó Dios, se creyó capaz de no recaer, de superar todas las barreras y realmente seguir siendo "la persona que esos tres días de campamento habían hecho de él". 
Y yo también las sabía eh! Él me lo contó todo. Pero la persona que tenía delante era tan diferente a la que él describía que no era capaz de pensar que fuera la misma o que pudiera volver a ser igual. Yo también tenía fe en él pero no le conocía, así que sólo podía confiar en que si él decía que nunca volvería a ser aquello, es que nunca volvería.

Y entonces me paro y pienso, ¿fue culpa mía? él estaba curado ¿no? Había hecho un gran trabajo durante tres días en el campo que le habían cambiado la vida y su perspectiva, así que si Jose volvió a ser aquello, fue culpa mía. ¿Culpa de lo que yo había hecho antes de conocerle, culpa de mi comportamiento?

Luv dice que no hay culpables. Y hasta el fin de semana que pasé con ella no me di cuenta de que, no sé si hay culpables o no, pero lo que si tengo claro es que yo no lo fui.

Jose fue la primera persona a la que le conté la historia sin mentiras, sin censuras, entera. Y él decidió estar conmigo a pesar de conocerla. Y él decidió usar todo aquello como excusa para maltratarme cada día. Decidió guardar cada detalle en su cerebro, alimentarlos, darles vida y dejar que dominaran su vida y nuestra relación. No luchó. No intento combatir todo aquello que le perseguía por las noches. Ponía excusas sobre los culpables de que su cabeza estuviera tan mal y excusas para dejar de ir al psicólogo o no tomarse la medicación que le mandaban. Si de noche tenía pesadillas en las que me imaginaba haciendo mil y una cosas que le dañaban, no luchaba cuando se despertaba para sacarlo de su cabeza y repetirse que todo había sido un sueño, que yo no había hecho nada. Y creedme que es muy duro recibir golpes, gritos e insultos por las cosas que has hecho mal, pero lo es mucho más recibirlos por algo que no has hecho y que ni siquiera sabes que ha pasado. Porque tú sólo vas a despertarle como cada día, tú no has estado en sus sueños, no sabes las barbaridades con las que tu "yo onírico" ha decidido torturarle. Y él simplemente se rendía y dejaba que todo aquello entrara en él.

¿Qué pasó entonces en la segunda etapa? ¿Esa en la que Jose decidió luchar un poco más, ir al psicólogo y dejar por lo menos de maltratarme físicamente? Pues que, aunque tenía las pautas para controlar su ira física, él decidió seguir pensando igual respecto a muchas cosas. Ya lo dije en otra entrada "Porque él podía ser TODO lo que quisiera ser, pero aún así decidió que había cosas que no quería dejar de ser". Y seguir con sus máximas de que si enseñas piel es que eres una guarra, si demuestras afecto a los tíos que no son tu pareja es que te los quieres follar, si tienes novio y piensas que otro chico es guapo, le estás siendo infiel, etc, etc, etc.

Pero entonces, y volviendo a todo el tema de la "culpabilidad", ¿qué hubiera pasado si yo no hubiera sido aquella "yo" los seis meses antes de conocer a Jose? Es decir ¿si no hubiera vivido aquella historia y no me hubiera comportado como una zorra por una sóla vez en mi vida durante 3 meses? Hubiera dado exactamente lo mismo. Hubo un día en medio de una pelea en que llorando le dije a Jose que sólo me había acostado con 9 tíos en mi vida. Que él era el noveno. Y se quedó a cuadros. Para su "yo" celoso, posesivo y enfermo, yo era una zorra que se tiraba a todo lo que se movía. Entonces, ¿cómo era posible que sólo hubiera estado con 8 chicos antes que él? Joder porque ya te dije que mi comportamiento de aquellos 3 meses no definía quien era yo!! Que se me fue la cabeza, que quise jugar a ser adulta confundiendo lo que significaba ser adulto...
Pero aunque todo aquello no hubiera ocurrido, aunque hubiera conocido a Jose por otros motivos siendo la chica normal, sociable y responsable que había sido durante 25 años, su cerebro hubiera encontrado la excusa para sacar todos sus traumas y problemas que le hacían ser aquel ser enfermo.

Y de todo esto me di realmente cuenta gracias a pasar dos días con la persona más amorosa del mundo (en serio no sabéis lo que os perdéis de no conocer a Luv). Porque todo sigue igual. Porque hay cosas que para que cambien tienes que poner todo tu "yo" y no esperar a que venga un hada mágica que las cambie. Porque cuando estás enfermo, primero tienes que reconocer que estás enfermo, porque cuando estás siendo alguien que no te gusta y que no quieres ser, tienes que abrir los ojos, darte cuenta y decidir que no quieres seguir siendo eso. Porque no valen excusas. Porque todos podemos. Porque nadie es más que nadie. Porque todos somos libres de ser quienes queramos. Porque no somos propiedades de otros ni dioses con derecho a juzgar ni castigar a los otros. Porque hay que ser valientes y luchar y no conformarnos con decir "yo es que soy así" como excusa para hacer infelices a los que nos rodean. Y porque si consiguiéramos demostrar y sentir un poco más de respeto por la gente que nos rodea, aceptar que el que sean o piensen diferente a nosotros no es una barrera, entonces nos daríamos cuenta de que sí que necesitamos a la gente a nuestro alrededor, sobre todo a esa gente que nos quiere bien y que sólo se preocupan de que vivamos en paz. 

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